Llegó el día, el kilómetro cero del gobierno independentista de Javier Mili. Este domingo, un economista de extrema derecha que hasta hace dos años era un outsider enojado en la televisión en horario de máxima audiencia, prestará juramento como presidente de la nación. Tomaría el testigo, prestaría juramento ante la Asamblea Legislativa y acudiría a la Explanada para dirigirse a sus seguidores. Lo hará detrás del Congreso y de la «política»: el primer gesto del nuevo presidente de la nación. Pero más allá del diseño -que ellos mismos definen como «estética norteamericana», los outsiders eligen el adjetivo «retórica populista»-, Millay tiene que tomar una decisión sobre con quién hablará: ¿debe seguir hablando de motosierra y de «buenos argentinos»? ¿O debería adoptar el tono de un gobernante?, se dirigirá al 46 por ciento que no votó por él. Mientras tanto, el contenido del discurso será el esperado: hizo campaña con la promesa de una reforma brutal y el domingo finalmente se conocerán los detalles de las reformas, privatizaciones, subidas de tipos y cambios en la estructura laboral y de pensiones.
A las 10.30 del domingo, Javier Milei saldrá del Hotel Libertador, su base de operaciones en los últimos meses, para dirigirse al Congreso Nacional. No estaban a más de tres kilómetros de distancia, pero fue un viaje difícil, obstaculizado por una enorme operación de seguridad coordinada durante días por la policía central, la gendarmería, la prefectura y la policía de seguridad del aeropuerto. A partir de las 8 de la mañana fue imposible sortear el perímetro de cinco cuadras del Congreso: tres anillos de seguridad, helicópteros, francotiradores, cañones de agua y cientos de agentes trabajando en el dispositivo. Ya en el Congreso, la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner lo recibirá en la Explanada.
Aunque el Domingo de Asunción tiene muchos puestos –la Casa Rosada, la Catedral y el Teatro Colón– lo más importante es lo que sucede en el Congreso. No solo allí, primero Victoria Villarreal juramentará como Vicepresidenta, luego Javier Millay juramentará como Presidente y recibirá la bastón y la banda presidencial en manos de Alberto Fernández. Sino porque la legislatura será el escenario del primer quiebre que Miley quiere inaugurar su nuevo mandato: no hablará en la cámara, como lo ha hecho en los últimos 40 años de democracia, sino fuera. En las escaleras, frente a sus seguidores. La convocatoria inició hace unos días a través de las redes sociales y la asamblea de La Libertad Avanza vislumbró que podrían llenar la Plaza del Congreso. Esa sería la imagen del día: Miley, dándole la espalda a la «casta» y hablando directamente a sus seguidores sobre las reformas en su primer año en el cargo.
La decisión generó automáticamente malestar en el microcosmos político opositor, provincial y judicial. Sobre todo, Miley daría la espalda no sólo a los diputados y senadores que representan «al pueblo de la nación», sino también a otros poderes del Estado llamados a prestar juramento, como los gobernadores y los jueces. Corte Suprema. «Intentar gobernar directamente al pueblo es una señal complicada porque se trata del 29 por ciento de los votos, no del 56», se quejó. El aliado de LLA en el Congreso agregó: «Miley ignora lo que ignora». El mensaje era claro: el nuevo presidente no apreciaba del todo la debilidad parlamentaria que estaba a punto de asumir.
El domingo será el día en que Miley anuncie formalmente el paquete de planes económicos que planea poner en marcha su administración. La letra pequeña aún se desconoce -se guarda bajo llave-, pero empiezan a surgir algunos detalles, como la reforma del Estado -que reducirá de 18 a 9 ministerios-, el mecanismo de resolución de las Lelix -deuda-, cambios fiscales y cambios en la legislación laboral. A su vez, se especuló con que se incluiría una propuesta para sacar las PASO, pero no hubo consenso interno en el LLA sobre este tema. Todas estas iniciativas deberán debatirse en el Congreso durante el verano, después de que Miley convoque sesiones extraordinarias. Y en un ambiente parlamentario hostil donde el nuevo presidente no cuenta más que con el 15 por ciento de los legisladores – 38 en la Cámara de Representantes, 7 en el Senado -, comienza su gobierno faltando el respeto a aquellos legisladores cuyos votos necesita «No. La mejor estrategia». » O, al menos, eso es lo que quisieron decirle a Miley en el Congreso.
El peronismo, mientras tanto, acecha y espera. También culpa a Millay de no hablar con los legisladores que estaban convocados a la asamblea -Germán Martínez, presidente de la bancada de Unión por La Patria, se lo hizo saber a Martín Menem-, pero lo lleva a otra distancia, notando las primeras señales. El nuevo presidente cumplirá. De sus palabras y silencios emergen potenciales espacios de negociación y “resistencia”.
Unión Por La Patria tiene varios líderes que, la semana pasada, han comenzado a abogar por «no pisar el palo». La estrategia de convertir al LLA en jefe de la Cámara de Representantes fue defendida por la CFK. Sergio Massa hizo lo mismo, conoció a Mili y dejó para el cambio a algunos de sus colaboradores más cercanos, como Leonardo Madgur. El peronismo busca no sucumbir al desafío de los años de Macri, al que acusó de «no dejarse gobernar». La conclusión clave es que la comedia social es radicalmente diferente a la de 2019 y, por lo tanto, las contraestrategias deben ser diferentes.
«Quieren que nos embarquemos en un plan de guerra, usándolo como argumento para gobernar por decreto. Quieren imponer sanciones y luego culparnos. Necesitamos hacer más que salir a las calles y protestar. Salir y explicar lo que está pasando». en.» sucediendo, organizarnos”, reflexionó un líder que movilizó a los movimientos sociales.
El resto del horario
Luego de pronunciar su discurso en las escaleras del Congreso, Miley viajará en un descapotable por la Avenida de Mayo hasta la Casa Rosada. El objetivo de Mili es aterrizar unos metros antes de llegar a Ballcars 50 para poder conectar con sus perseguidores. Una vez dentro de la Casa de Gobierno, a las 14, Miley recibirá a las delegaciones extranjeras que han viajado a Argentina para participar de su ceremonia de toma de posesión. Habrá representantes de la extrema derecha internacional, como el ex presidente brasileño Jair Bolsonaro y el líder de VOX Santiago Abascal, así como varios líderes europeos -incluidos el rey de España Felipe VI y el presidente de Ucrania Volodymyr Zelensky- y latinoamericanos. – Presidente Luis Lacal Po de Uruguay, y Presidente Gabriel Boric de Chile.
A las 17.30 horas tendrá lugar la juramentación de los ministros en el Salón Blanco, y a las 19.00 horas tendrá lugar una reunión «interreligiosa» en la Catedral Metropolitana. La final se llevará a cabo a las 20.30 horas con una programación especial en el Teatro Colón.
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