El presidente Mauricio Macri adelanto a LA NACION un fragmento de su nuevo libro, para que, que saldrá a la venta el 18 de octubre. Se trata de un extracto del capítulo 25, en el que traza las líneas de una potencial nueva presidencia de Juntos por el Cambio. Anuda conceptos como el cambio social, el reverdecer de las ideas liberales, la inefficiencia del Estado y la velocidad que se tandía que imprimir a la próxima gestión. Una serie de recomendaciones que también pueden leerse en clave internacomo un mensaje a quien resultó el candidato presidencial elegido dentro de la alianza opositora.
“Habrá que tomar decisiones drásticas. Aquel ‘buenismo’ que algunos señalaron durante nuestra gestioni, no va más. El populismo light no es una opcion”, sentencia Macri en el cierre del pasaje de su libro que se difundió como adelanto. El expresidente, que mantendría la incógnita Sobre su candidatura presidencial hasta marzo o abril del año que viene, dice que la sociedad actual no es la misma que la de 2015, por una mayor rebeldía contra el poder, y por su conciencia sobre la ineficiencia que tiene el Estado. tenía hasta ahora.
El fragmento que Macri adelantó a LA NACION:
O somos el cambio o no somos nada. Es mucho más que una frase. Es la esencia de nuestro para qué y es también la conclusión a la que llegó tras el largo camino recorrido en la vida, ese que intentó plasmar en estas páginas.
En diciembre de 2023, los argentinos elegirán un nuevo gobierno. Tras el rotundo fracaso del populismo existen enormes posibilidades de que la próxima administración recaiga sobre Juntos por el Cambio. Si esto sucede, nuestra responsabilidad será maúscula, aún más exigente que la que tiemivo a partir de diciembre de 2015. Más allá del hombre o la mujer que lidere el gobierno que viene, existen aspectos muy importantes que harán que la nueva experiencia resulte muy diferente à la del primer tiempo del cambio.
La primera diferencia está en la sociedad. Los argentinos de hoy no somos los mismos de 2015. La gente no acepta más ser pisoteada o ninguneada por el poder. Cada vez que veía amenazada su libertad se desplazaba por todo el país. Ante las absurdas restricciones impuestas durante la pandemia, ante las amenazas de expropiaciones, ante los casos de extrema inseguridad, ante el cierre arbitrario de las escuelas, la sociedad demostró que está muy por delante de la mayoría de la dirigencia política. La conciencia del enorme poder con el que cuenta los ciudadanos ha quedado plasmada en numerosas movilizaciones, en la participación a través de las redes sociales o en las denuncias ante los intentos de adoctrinamiento en las escuelas y universidades, junto a infinidad de otros ejemplos. Es una sociedad nueva, que ha encontrado muchas formas para escuchar su voz, algunas de ellas desconocidas hace pocos años.
La transformación de la sociedad en la era digital tiene una profundidad extraordinaria. El pequeño celular que tenemos en nuestras manos cambió radicalmente nuestra conducta como ciudadanos. Ya no será lo mismo impulsar una agenda de cambios radicales ante una sociedad que expresa de manera independiente y libre de cualquier tutela. La escucha a ambos lados, entre el gobierno y la sociedad, será diferente.
El resurgimiento del ideario liberal ha sido una verdadera bocanada de aire fresco frente al monopolio del relato populista. Temas de enorme importancia en la agenda del cambio, como la drástica reducción del déficit fiscal, el control por parte del Estado del orden público, el costo de la energía que consumimos o la importancia de la educación pública de calidad han dejado de ser monopolios nosotros.Pocos.
Los argentinos hemos terminado con los tabúes, con lo que no conviene decir, con la corrección política y con el miedo. La lección ha sido dura. El populismo nos trajo hastaaquí con su mensaje repetido hasta el hartazgo, ese según el cual el Estado es el único protagonista de nuestra vida social y económica. No lo es. Y más: el Estado es el que más ha hecho por destruir y complicar la vida de los argentinos con sus políticas irresponsables, costosas e ineficientes.
Esta vez no habrá tiempo ni sustento político para quedarnos a la mitad del camino. Los enemigos del cambio utilizarán todos los trucos a su alcance. Muchos de ellos los sufrimos durante los años de mi presidencia. No tengo dudas de que se abroquelarán para intentar frenar el impulso transformador con el objetivo de defender sus privilegios. Tanto el equipo de gobierno como los ciudadanos comprometidos con nuestro para qué deben saber que va a ser necesario mucho coraje. La resistencia al cambio sera dura. Pero nuestras convicciones deben ser serlo aún más.
No podemos llegar al gobierno con prejuicios ideológicos de ningún tipo. Habrá que tomar decisiones drásticas. Aquel “buenismo” que algunos señalaron durante nuestra gestioni, no va más. El populismo light no es una opción.
LA NACION
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