La dirigencia de la Iglesia Católica emitió esta mañana un crudo diagnóstico de la situación social que atraviesa la Argentina y «»Una epidemia silenciosa de narcotráfico”. La declaración de los obispos de todo el país, que salió a la luz al final de la 124ª sesión de clausura del Sínodo de los Obispos, es un mensaje al pueblo de Dios titulado «En tiempos difíciles, ama a los demás e ilumina sus vidas».
«Prospera una epidemia silenciosa de tráfico de drogas, que explota a los pobres como productos de desecho, fomenta los asesinatos por encargo, «Seduce a miembros del mundo político, judicial y empresarial con dinero manchado de sangre», dijeron los obispos reunidos toda la semana en la casa de retiro «El Senagulo» del partido de Buenos Aires.
Tras esta advertencia, la Conferencia Episcopal presidida por monseñor Oscar Ogea, que ahora “entrega a muchos abuelos y abuelas Un drama sobre elegir entre comer o comprar medicinas porque no hay suficiente descanso; Las cocinas comunitarias están cerradas por falta de asistencia y muchos vecinos no pueden comer esas comidas durante el día.
«Las vidas inocentes de los no nacidos están siendo atacadas, mientras que las vidas igualmente sagradas de millones de niños y niñas que ya han nacido luchan entre el sufrimiento y la marginación; vemos políticas públicas para integrar los barrios populares aprobadas por el consenso de los gobiernos y representantes legislativos de varios grupos políticos están detenidos; familias que pierden su tierra natal para obtener ganancias económicas; hermanos desposeídos que pierden sus trabajos, hermanos que piensan que su vida es demasiado, que no pueden contribuir con su hombro a la construcción de la patria”, sintieron los obispos.
Con estas definiciones, la Iglesia volvió a las críticas vertidas contra el gobierno de Javier Millay, principalmente por la política de asistencia social, en la que hasta ahora organizaciones sociales y piqueteros han jugado un papel importante, pero la ministra de Capital Humano, Sandra Petovello, decidió reubicarse. los sectores más vulnerables de la distribución de ayuda. El episcopado tuvo sólo una reunión con el presidente Millay el 12 de marzo en la Casa Rosada. Allí, el presidente escuchó a los obispos del sínodo y entregó las demandas y solicitudes a la autoridad.
Según la Oficina de Prensa de la Conferencia Episcopal, los obispos tomaron nota y enumeraron las dificultades que vive nuestro país, restablecen la fe y la paciencia del pueblo y, basándose en la frase de San Alberto Hurtado, «lo hacen». Nunca te canses de amar a los demás y de alegrarles la vida.»
«Son tiempos complejos, a veces paradójicos, en los que la fe profunda y la paciencia de nuestro pueblo, hablando de la grandeza de su corazón, se combinan con la incertidumbre y la vulnerabilidad de las personas», afirmó en un comunicado difundido por la CEA y al que tuvo acceso. a Bahía de información.
«En el actual entorno económico y social de la Argentina, es necesario posicionarnos en esa alegría, profunda y duradera, que nace del encuentro con Dios. Es una alegría liberarnos de la desesperanza y el desaliento, evitando convertirnos en profetas de desastres que sólo siembran pánico y dolor», dijeron los obispos al final de la 124ª Asamblea Plenaria.
Y concluyeron: “La felicidad y la esperanza están indisolublemente unidas. Pidamos el don de la fe que nos sostiene en tiempos difíciles, y al mismo tiempo nos inspira a seguir adelante sin rendirnos, de la mano de las personas más vulnerables a las que ayudamos a construir la patria. La hermandad que amamos y muchos otros dieron su vida.
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